CEEPI: Estudios sobre los padrastros
El arribo del padrastro al nuevo hogar
- Podría fracturar la dinámica familiar.
- Para repararla, indispensable pasar por cuatro áreas clave: psicológica, económica, social e interpersonal.
- Entonces el “intruso” se convierte en parte integral de la familia.
- No en todos los casos se tendrá éxito.
El padrastro es un hombre que se viene a sumar a la unidad familiar o todo lo contrario: puede ser un intruso al cual se enfocarán todas las acciones agresivas de la familia. “Es un hombre que ocupará el lugar del padre que se ha ido. Después de cumplir con ciertas etapas, si el ambiente es sano, tendrá que buscar la reconstrucción de la familia desde el punto de vista emocional, social y económico. El reto principal será mayor cuando existen adolescentes porque con certeza habrá rivalidad. En una familia integrada, el padrastro fungirá como un elemento de unión, no obstante, a veces sucede todo lo contrario”, explicó la Dra. Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI):
La especialista subrayó que existen una serie de etapas que el padrastro debe cumplir para que su rol dentro de su nueva familia sea funcional. De no realizar alguna de ellas podrían suscitarse conflictos. El perfil del padrastro de acuerdo con CEEPI debe reunir las siguientes características:
- Económico. Contribuye con la manutención económica de la familia.
- Psicológico. Fortalece la realidad emocional de la familia. Ayuda a la formación de la identidad familiar. Apoya a la superación de la soledad que embarga a la familia por la ausencia del padre.
- Social. Ayuda a crear un modelo de relaciones profundas con sus nuevos seres queridos.
- Interpersonal. Crea nuevos modos de comunicación íntima con los demás integrantes de la familia
“Existen otros factores: se está formando un nuevo orden familiar, en el cual a nivel emocional los hijastros pueden sentir que se están negando sus orígenes. Viene enseguida la prohibición de hablar del padre sanguíneo, lo cual puede derivar en más rivalidad, y por ende, generar agresiones hacia el padrastro o hacia la madre. Incluso, en la adolescencia esto deriva en depresión, baja de calificaciones, ingestión de bebidas alcohólicas de forma excesiva y uso de drogas. A todo esto lo llamamos proceso de fractura en la familia”, dijo Sotelo Arias.
La especialista dio a conocer una serie de recomendaciones:
- Casi siempre habrá fractura en la organización familiar. Hay que estar preparados emocionalmente para ello.
- Las fracturas se reparan con comprensión y comunicación constante. Así es posible recuperar la estabilidad en la familia.
- El impacto del padrastro en la adolescencia debe fortalecer el área emocional y esto se logra siendo generosos en la relación.
“Si nada funciona lo mejor es acudir a terapia familiar para analizar la problemática a fondo y buscar las soluciones. En ese sentido, CEEPI cuenta con una clínica con especialistas en Psicología Familiar e Infantil, cuyo fin es resolver los conflictos que se presentan en este tipo de familia”, concluyó.
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